Los orígenes de este templo son difíciles de precisar con exactitud, pues la documentación y los restos más siginificativos empiezan a ser importante a partir del siglo XVI.
VISITA
PUEBLO
Seguramente ya existía una iglesia desde el final de la Edad Media al menos. A partir de la reconquista defiinitiva en el siglo XIII, se fijan las poblaciones y Madrigalejo, de siempre, aparece entre los pueblos de la tierra de Trujillo.
En el campanario está grabada la fecha de 1515, época en que podemos considerar se realiza la construcción tal y como la conocemos en la actualidad. La piedra empleada en su construcción, según la tradición popular, fue traía de la destrucción del castillo que había mandado destruir Isabel la Católica en 1477, en el próximo lugar de los Castillejos.
Estamos en la plaza de España, frente a la fachada principal de la iglesia. Vamos a entrar por la puerta que está bajo el arco de medio punto. Fíjate en los detalles de la portada, que tiene una decoración muy elaborada. ¿Ves el escudo con las armas del monasterio de Guadalupe? Eso nos indica que esta iglesia dependía de ese monasterio, que era el dueño de las tierras de Madrigalejo.
Una vez dentro de la iglesia, vamos a recorrer las tres naves que tiene. La nave central es la más amplia y luminosa, y está separada de las laterales por unos arcos apuntados que sostienen las bóvedas. Al fondo de la nave central está el ábside, donde se encuentra el retablo mayor. Este retablo es una joya del plateresco, un estilo artístico que combina elementos góticos y renacentistas. El retablo tiene una estructura arquitectónica muy compleja, con columnas, entablamentos y hornacinas.
En cada una de estas hornacinas hay una escultura o un relieve que representa una escena religiosa. ¿Podéis identificar algunas de estas escenas? Por ejemplo, en el cuerpo inferior hay cuatro relieves que narran la vida de San Juan Bautista: su nacimiento, su predicación, su bautismo a Jesús y su decapitación. En el cuerpo superior hay cuatro relieves que narran la Pasión de Cristo: la oración en el huerto, la flagelación, la coronación de espinas y el camino al Calvario. En el centro del retablo hay una imagen de San Juan Bautista, el patrono de la iglesia. A su lado hay dos apóstoles: San Pedro y San Pablo. Y en lo alto del retablo hay una pintura de la Asunción de la Virgen, rodeada por ángeles.
El retablo mayor es una obra maestra del escultor Pedro de Ybarra, que lo realizó en el siglo XVI por encargo del monasterio de Guadalupe. El retablo está hecho de madera dorada y policromada, lo que le da un aspecto muy brillante y colorido. La policromía se debe al pintor barroco Francisco Rizi, que también pintó la Asunción del ático. El retablo es una muestra del arte y la devoción de la época, y también del poder y la riqueza del monasterio de Guadalupe.
Ahora vamos a ver los otros retablos que hay en las naves laterales. Hay varios retablos dedicados a diferentes santos, como San Antonio, San José o San Roque. Todos ellos tienen imágenes talladas en madera o pintadas sobre lienzo. Uno de los retablos más destacados es el de la Virgen del Rosario, que está en la nave izquierda. Este retablo es del siglo XVIII y tiene una imagen de la Virgen con el Niño rodeada por los quince misterios del rosario. Los misterios son episodios de la vida de Jesús y María que se meditan al rezar el rosario. ¿Sabéis cuáles son los misterios? Hay cinco gozosos, cinco dolorosos y cinco gloriosos. Por ejemplo, el primer misterio gozoso es la anunciación del ángel a María; el primer misterio doloroso es la oración en el huerto; y el primer misterio glorioso es la resurrección de Jesús.
Además de los retablos, hay otras obras de arte que podemos admirar en la iglesia. Por ejemplo, hay varias pinturas al óleo sobre lienzo, como un Cristo Crucificado o una Inmaculada Concepción. También hay algunos objetos litúrgicos, como cálices, custodias o relicarios. Y hay algunas piezas arqueológicas, como unas columnas romanas o unas lápidas medievales.
La iglesia de San Juan Bautista es un monumento histórico-artístico que refleja la riqueza y el esplendor del pueblo de Madrigalejo.
