A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX, SE HIZO PATENTE LA NECESIDAD DE DISPONER DE AGUA PARA CONSUMO HUMANO
VISITA
PUEBLO
Existía el problema de que las aguas del subsuelo donde se asienta la población tienen unas características poco aptas para hacer bebidas, porque son duras y salobres, mientras que las que se encuentran en la margen derecha del río Ruecas son finas y de buen beber.
Para hacer frente a esa necesidad, se llevaron a cabo varios proyectos en diversos puntos de la localidad. Entre todos ellos destaca este gran pozo, tanto por su magnitud como por su por el servicio público que aportó. Se trata de una vasija de gran capacidad de unos 10 m de luz, de forma circular con el brocal realizado de hormigón armado y de ricos manantiales, y además se encuentra muy cerquita del casco urbano, junto al puente que salva el río Ruecas, que, por entonces se acaba de construir.
Las obras se llevaron a cabo a lo largo de 2 años, entre 1931 y 1933. Comenzaron con la excavación del pozo y la construcción del brocal, y se dieron por terminadas con el adecentamiento de la explanada y con el desagüe del agua sobrante hacia el río.
Recibió el nombre de «Fuente de la República» a raíz del pleno municipal celebrado el 11 de junio de 1932, por haber sido «construida con los auxilios del Gobierno y los particulares para atender al paro obrero».
Desde entonces y hasta que el agua corriente llegó a los domicilios, esta fuente ejerció un importante servicio público, al proporcionar agua para consumo humano a los vecinos. El acarreo del agua se llevaba a cabo con los imprescindibles cántaros de cerámica, que las mujeres portaban en la cabeza y al cuadril o colocados en las aguaderas que llevaban los burros.
Por todo ello, la fuente de la República forma ya parte de nuestro patrimonio y de nuestra historia.
